Hace poco me preguntaron si últimamente echaba de menos algo y aún me asombra el por qué me parece tan extraño lo de pensar en ti nada más se acabó la pregunta.
Te
echo de menos escuchando La sonrisa de Julia iluminada con Luces de
neón, mientras me pregunto por qué no es mi sonrisa y sí la de ella la
que aparece en todas esas canciones dedicadas a nosotros. Canciones, que
nadie baila como tú mi favorita, aunque lo cierto es que todas son mis
preferidas desde que eres tú quien las baila.
Hacía
tiempo que no nos veíamos, o mejor dicho, que no nos mirábamos. He
pensado que a lo mejor queríamos encontrarnos sin ni siquiera saberlo. Y
es que nadie entiende que cuando yo te miro las zapatillas tú levantas
la cabeza y al revés, y nuestros ojos nunca coinciden. Como dos
desconocidos que llevan meses sin verse. Dos amantes que se pierden
porque acaban confundiendo ritmo con velocidad.
Si
alguna vez tengo una hija espero poder cogerla de las muñecas y decirle
que nunca pasé hambre en ninguna guerra, pero me enamoré de ti. Espero
decírselo a ella porque por más que mi madre siempre me dijo que buscara
un buen hombre y nunca me enganchara a las drogas, no he podido decirle
que fuiste mío.
Si el destino es una causalidad que nos una como lo hacen ellas.