lunes, 7 de julio de 2014

Droga natural

Hace poco me preguntaron si últimamente echaba de menos algo y aún me asombra el por qué me parece tan extraño lo de pensar en ti nada más se acabó la pregunta.
Te echo de menos escuchando La sonrisa de Julia iluminada con Luces de neón, mientras me pregunto por qué no es mi sonrisa y sí la de ella la que aparece en todas esas canciones dedicadas a nosotros. Canciones, que nadie baila como tú mi favorita, aunque lo cierto es que todas son mis preferidas desde que eres tú quien las baila. 
Hacía tiempo que no nos veíamos, o mejor dicho, que no nos mirábamos. He pensado que a lo mejor queríamos encontrarnos sin ni siquiera saberlo. Y es que nadie entiende que cuando yo te miro las zapatillas tú levantas la cabeza y al revés, y nuestros ojos nunca coinciden. Como dos desconocidos que llevan meses sin verse. Dos amantes que se pierden porque acaban confundiendo ritmo con velocidad.
Si alguna vez tengo una hija espero poder cogerla de las muñecas y decirle que nunca pasé hambre en ninguna guerra, pero me enamoré de ti. Espero decírselo a ella porque por más que mi madre siempre me dijo que buscara un buen hombre y nunca me enganchara a las drogas, no he podido decirle que fuiste mío.

Si el destino es una causalidad que nos una como lo hacen ellas.

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