martes, 31 de diciembre de 2013

2013 es todo lo que sé de la vida

Del 2013 he aprendido que prácticamente todo el mundo te acaba decepcionando tarde o temprano, que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos, que hay secretos a voces, y a roces, que odio las despedidas y que la peor derrota es ganar en el momento equivocado. Que no hay que mover ni un metro de playa por alguien que no se merece ni un mísero grano de arena, que mejor tarde que nunca y que las apariencias engañan. Y no es oro todo lo que reluce, y ni por todo el oro del mundo os cambiaría a algunos. Que se puede una quedar afónica de tanto guardar silencio y darse cuenta muy rápido de quién está y quién dejó de estar, que hay que olvidar lo que uno siente y recordar lo que uno merece. Que al lugar donde has sido muy feliz no debieras tratar de volver. Que los cabrones mueven el mundo, que lo mejor de la venganza es ignorar y no odiar, que no sabes lo que tienes hasta que te pierdes. Que hay gente que llega a ser magia aunque no lo llegue a notar, y puede una ser vida en dos cuerpos. Que puede alguien demostrarte en un año más que otra persona en siglos, y que en 4 meses he conocido gente tan increíble que se que nos quedan muchos momentos juntos, e increíbles. Me he cerciorado de que es cierto eso que dicen de que los buenos amigos son la familia que nos permiten elegir, y qué bien lo hice. 
Que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma se va a la playa, porque se cansó de esperar. 
Que un 31 de diciembre es mejor con Carlos Sadness retumbando en los altavoces.

A los cobardes que se han ido, a los valientes que han entrado para quedarse y los que nunca abandonan, gracias. Feliz 2014.

María Hernández.

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