miércoles, 18 de septiembre de 2013

Autoengaño vol.2

Nunca encontré las palabras adecuadas para explicar que los "te quiero" de cada noche en realidad eran llamadas de socorro. Fue la forma que tenía de hacerte el amor antes de llegar a acostarme contigo. Y yo que empecé a creer en la suerte cuando te vi sonriendo aquella tarde en aquel descampado, al finales de septiembre, no sé si te acordarás. A veces me escondía, porque tenía miedo de que mi vida empezara en el mismo instante en el que me enviabas un mensaje que decía algo parecido a un "ya salgo" o a un "baja, que ya estoy aquí". O cuando me llamabas y el politono de los grillos era el más bonito del mundo. Que me acelerases la respiración era otra de las formas que tenía de quererte mucho. No sé, ya se acaba el verano y los atardeceres volverán a ser bonitos, pero no tanto como los amaneceres contigo. Bajaré a pasear pero esta vez sola. O no bajaré, total para qué, las horas pasarán volando. Sin darme cuenta te echaré de menos, cerraré los ojos y nos veré siendo felices. Ya llegan esos lunes que matan tanto como las veces que tú nunca terminas de llegar. Has sido tantas cosas que no podías dejar de ser de un día para otro, y eso es lo que más siento, el tiempo que he perdido, y el que me has hecho perder

Como hoy, que has venido, pero sin llegar del todo. Aun intentando que no vinieras.

María Hernández

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